A mitad de año, solemos darnos cuenta de que estamos corriendo a mil, como si el tiempo nos persiguiera. La lista de tareas nunca parece tener fin, y nos quedamos atrapados en el ritmo alocado del día a día. Pero, ¿te detuviste a pensar cuándo fue la última vez que hiciste una pausa consciente? Esa pausa no es detenerte por completo, en un sentido negativo, sino reconectar con vos, reflexionar y recuperar el equilibrio.
Como dice Robert Poynton en su libro Pausa, no somos una lista interminable de pendientes: somos seres que necesitamos espacios para fluir, sentir y revaluar. Y la clave no está en buscar grandes momentos, sino en encontrar pequeños instantes que transformen lo cotidiano en algo extraordinario.
Planificá tus pausas desde el autoconocimiento.

El primer paso para incorporar pausas conscientes es conocerte. Reflexioná sobre lo que te hace bien: ¿es disfrutar de una taza de té en silencio? ¿Moverte al ritmo de tu música favorita? ¿Sumergirte en un libro o cuidar tu piel como un ritual de autocuidado? Identificar esos momentos que te recargan te ayudará a planificar pausas que realmente funcionen para vos.
La pausa no tiene que ser perfecta ni extensa. Podés empezar incorporándola en tu rutina diaria, sin que eso te genere frustración. Planificar con intención y flexibilidad es la clave para hacer de estas pausas una parte natural de tu vida.
Consejos prácticos para encontrar equilibrio
Si no sabés por dónde empezar, estos tips pueden ayudarte a integrar pausas conscientes en tu rutina:
✨ Hacé de lo cotidiano algo especial:
Convertí pequeñas acciones en rituales. Por ejemplo, tomá tu café o matecito de la mañana sin distracciones, disfrutando.
✨ Planificá micro-pausas:
Incorporá momentos de descanso entre tareas. Tres respiraciones profundas, un paseo breve o simplemente cerrar los ojos por un minuto pueden marcar la diferencia.
✨ Cambiá el ritmo:
No se trata de detenerte por completo, sino de bajar la velocidad cuando lo necesites. Como dice Poynton, la pausa puede ser breve, pero su impacto puede durar mucho.
✨ Conectá con el arte:
Pintá, dibujá, escribí o escuchá tus canciones favoritas. Estas actividades estimulan la creatividad y te ayudan a desconectar del ruido diario
✨ Permitite fluir:
Dejá de lado el perfeccionismo y abrazá la idea de que las pausas no tienen que ser estructuradas. Escuchá lo que tu cuerpo y mente necesitan en cada momento.
El equilibrio está en tus manos
Hacer una pausa no significa abandonar la productividad; al contrario, te permite reorganizarte, priorizar y abordar tus días con energía renovada. Estas pausas, ya sean pequeñas o grandes, no son un lujo, sino una necesidad para cuidar tu bienestar.
En Craig, creemos que el autocuidado es mucho más que una rutina de belleza: es un acto consciente de amor propio. Transformá esos minutos diarios de cuidado personal en una pausa que te ayude a reconectar con vos y recuperar tu equilibrio.
¿Te animás a sumar estas pausas a tu vida? Descubrí qué te hace bien y regalate ese espacio. Porque no se trata sólo de parar, sino de darle sentido a cada momento.
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